El Evangelio Eterno

Jesucristo es el evangelio de Dios. Él conquistó la muerte y todo mal con su gran amor demostrado en la cruz. Todo el que cree en él para salvación recibe gratuitamente los logros de su gran victoria sobre el pecado y la muerte. Pasamos eternamente de muerte a vida. ¡Alabado y glorificado sea el nombre del Señor Jesús!

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jueves, septiembre 14, 2006

El Cántico del Novio - La Epístola a los Hebreos - Capítulo 1

Introducción.

El primer capítulo de la Epístola a los Hebreos no es solamente la introducción a toda la epístola. Es un excelso cántico de adoración y alabanza a Jesús de Nazareth, Hijo de Dios, Hijo del hombre. La gran sorpresa del primer capítulo de esta epístola es que contiene un cántico de amor al Señor Jesús, como novio de la humanidad, e Hijo de Dios.

Heb 1:1 πολυμερως και πολυτροπως παλαι ο θεος λαλησας τοις πατρασιν εν τοις προφηταις

Heb. 1:1 Muchas veces y de muchas maneras desde los tiempos antiguos Dios ha hablado a los padres mediante los profetas.

En el idioma griego, el idioma original de esta epístola, las primeras palabras de la oración son las que llevan el énfasis. Las palabras a las cuales el autor quiere llamar la atención son las que usa para iniciar la oración.

El autor comienza su epístola a los hebreos acudiendo a dos poderosas palabras. Estas son "Polumeros" y "Polutropos". El autor las usa en par, y el par tiene un sonido similar, el cual le presta al autor el énfasis que desea.

"Polumeros" es una palabra compuesta. Viene de "polus" que significa "muchos", y de "meros" que significa "partes". La otra palabra es "polutropos", igualmente una palabra compuesta. Viene de "polus" (muchos), y de "tropos" que significa "formas", "maneras".

El énfasis que el autor quiere crear es en la naturaleza fragmentada de la revelación divina antes de Cristo. Es como si dijera "En muchos pedacitos y de muchas formas en la antigüedad Dios habló a nuestros padres por los profetas". Esos pedacitos fueron fragmentos de tiempo. A veces hablaba por un profeta, luego había un plazo de tiempo durante el cual no había revelación divina. Luego Dios se comunicaba con otro profeta por otro fragmento de tiempo. Con cada profeta la revelación era un tanto diferente, pues tomaba la forma de la identidad de ese profeta.

Sin desestimar el hecho que Dios se había comunicado por medio de los profetas, el autor sencillamente llama la atención a la calidad fragmentada de la revelación divina. Fue una comunicación interrumpida y mediante diferentes receptores.

El autor también anota que esa comunicación fragmentada y multiforme fue en la antigüedad, y a los padres de Israel.

En contraste a la antigüedad de esa revelación, el autor ahora procede a llamar la atención a lo que Dios está haciendo ahora. Ese ahora no es nada más ni menos que el "escatón", "los días finales" de la creación. Para el autor sus días ya se contaban entre los "los últimos días”, “el fin del tiempo”.