El Evangelio Eterno

Jesucristo es el evangelio de Dios. Él conquistó la muerte y todo mal con su gran amor demostrado en la cruz. Todo el que cree en él para salvación recibe gratuitamente los logros de su gran victoria sobre el pecado y la muerte. Pasamos eternamente de muerte a vida. ¡Alabado y glorificado sea el nombre del Señor Jesús!

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miércoles, julio 05, 2006

El Espíritu Santo es el Espíritu de Profecía

Jesús enseñó que el Espíritu Santo, el Consolador, a quien él enviaría del Padre "daría testimonio de mí" (Juan 15:26).

Esta es la misma verdad revelada a Juan en Apocalipsis 19:10: "El testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía".

El Espíritu Santo es el Espíritu de Profecía

La función profética del Espíritu Santo es dar testimonio de Cristo. La profecía no proviene del profeta sino del Espíritu Santo.

El profeta es tan solo un canal para la función profética del Espíritu Santo. Por esa razón el profeta jamás puede ser "el Espíritu de Profecía". Ese es un don divino que caracteriza al ser divino del Espíritu Santo en la Deidad. Tomando en conjunto el testimonio de Juan en su evangelio y en el Apocalipsis, el Espíritu Santo es el Espíritu de Profecía.

Esa es la razón por la cual el ángel en Apocalipsis 19:10 le dice al profeta cuando éste trató de adorarle: "Adora a Dios, porque el testimonio de Jesús es el Espíritu de profecía". La adoración por el don profético, el don de exaltar a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, le pertenece al Espíritu Santo. Su don profético señala a su divinidad, que en su sustancia toma por órden del Padre lo que es del Hijo y lo revela a sus escogidos.

Decir que el "Espíritu de Profecía" se refiere a algún profeta en particular es suplantar al ser divino del Espíritu Santo con un ser pecador humano, y rendirle adoración a ese ser en vez de al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el Espíritu de Profecía por revelar a Cristo mediante su don profético, inherente a su naturaleza.