El Evangelio Eterno

Jesucristo es el evangelio de Dios. Él conquistó la muerte y todo mal con su gran amor demostrado en la cruz. Todo el que cree en él para salvación recibe gratuitamente los logros de su gran victoria sobre el pecado y la muerte. Pasamos eternamente de muerte a vida. ¡Alabado y glorificado sea el nombre del Señor Jesús!

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lunes, noviembre 27, 2006

Hebreos 2:1 "Por esta razón"

Hebreos 2:1
δια τουτο δει περισσοτερως ημας προσεχειν τοις ακουσθεισιν μηποτε παραρρυωμεν

“Por esto debemos prestar siempre más atención a lo que hemos oído, no sea que lo perdamos de vista”.

Para el autor de Hebreos, el tema que trata es tan claro cuando dice “Por esto”, que ni siquiera dice cuál es el "esto". La palabra "razón" no aparece en el texto griego original. La mayoría de las versiones modernas en español añaden la palabra “razón” para aclarar: “Por esta razón”.

¿Cuál es esa razón?

La razón es la dada en Hebreos 1:5-14. Que el Hijo es absolutamente Dios en toda su plenitud. El Hijo recibe la alabanza y es aclamado como YHWH Dios por el mismo Dios YHWH. Por lo tanto el Hijo es infinitamente mayor que todos los ángeles o seres que en el pasado han hablado como portavoces de Dios. Ahora al aparecer Cristo, YHWH mismo en persona ha hablado.

“Lo que hemos oído”

El autor de la epístola acaba de citar varios versículos del Antiguo Testamento en donde el autor a la luz de la revelación de Cristo define que Dios mismo habló exaltando al Hijo como soberano Dios. Aquello que el autor dice “hemos oído” no es nada más que la voz de Dios proclamando ante toda la creación la plena divinidad del su Hijo. Para nosotros los que leemos estas palabras ahora en la época moderna, nos asombra que el autor de esta epístola consideraba los sagrados escritos de los Salmos como la propia voz de Dios. La palabra escrita en los Salmos ahora a la luz de Cristo se proclama como la voz de Dios “que hemos oído”.

También debemos percatarnos que el autor interpreta los más mínimos detalles del Antiguo Testamento en relación a la persona de Cristo. Por ejemplo, lo que en el Antiguo Testamento era un canto nupcial, a la luz de Cristo, ahora se debe entender como un canto de amor de parte del Padre al Hijo. Si el autor no titubea en destacar que en los Salmos ya al Hijo se le llama YHWH, entonces todo el Antiguo Testamento se envuelve y se compenetra en la persona de Cristo. Cristo es la misma personificación del Antiguo Testamento en todos sus temas, figuras y pormenores. Esta es la sencilla hermenéutica del autor de la epístola a los Hebreos. El autor mide con la vara de la revelación de Cristo a todo tema y figura del Antiguo Testamento. De la misma manera que vio a Cristo en el Salmo nupcial, de la misma manera ve a Cristo en todas las particularidades, personajes, y temas del Antiguo Testamento. Ahora en la persona de Cristo, ¡es el mismo YHWH quien habla a favor de YHWH relacionando todo lo dicho de Dios en el Antiguo Testamento a la misma persona de Cristo. Cristo es la encarnación del Dios YHWH y ¡es en su propia persona YHWH Dios!

Por la razón de la suprema soberanía de Cristo los creyentes deben prestar siempre más y más atención a la palabra escrita que destaca a Cristo. El menosprecio de la palabra puede resultar en que su mensaje se nos pierda de vista y se nos escape de nuestras manos.

Los creyentes necesitan acudir a la palabra de Cristo constantemente y seguir escuchándola. Esa palabra es que el Hijo es la suprema autoridad de Dios como máxima revelación de su ser ante la humanidad. La soberanía de Cristo es el centro del cual necesitamos aferrarnos no sea que esa verdad se nos salga de las manos.