El Evangelio Eterno

Jesucristo es el evangelio de Dios. Él conquistó la muerte y todo mal con su gran amor demostrado en la cruz. Todo el que cree en él para salvación recibe gratuitamente los logros de su gran victoria sobre el pecado y la muerte. Pasamos eternamente de muerte a vida. ¡Alabado y glorificado sea el nombre del Señor Jesús!

Nombre: www.exadventista.com
Ubicación: United States

jueves, junio 29, 2006

Bíblicamente entonces, ¿qué es el Espíritu de Profecía?

Los adventistas relacionan correctamente Apo. 12:17 y Apo 19:10

Los adventistas no están del todo equivocados en relacionar Apocalipsis 12:17 con Apocalipsis 19:10.

Apocalipsis 12:17 - "Entonces el dragón fué airado contra la mujer; y se fué á hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo."

Apocalipsis 19:10 - "Y yo me eché á sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira que no lo hagas: yo soy siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús: adora á Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía."

¿Por qué es acertado relacionar estos dos textos?

En primer lugar porque hay una relación textual entre los dos textos. La frase "testimonio de Jesús" es igual en el griego de ambos textos. La única diferencia es que en Apo 12:17 se añade el título mesiánico "Cristo".

En segundo lugar, porque el autor de un texto es el autor del otro.

Según Apocalipsis 19:10 el "Testimonio de Jesús es el espíritu de profecía"

Hasta este punto los adventistas tienen razón pues relacionan estos dos textos correctamente. El problema es que de Apocalipsis 19:10 dan un salto increíble. De allí pasan a identificar al "espíritu de profecía" con las visiones, escritos, y todo el ministerio de Elena G. de White. Es decir, interpretan el texto bíblico con una fuente extra-bíblica. Imponen sobre el texto, lo que los fundadores del adventismo pensaron era el "espíritu de profecía": las visiones de Elena White. Esa postura no ha cambiado. A pesar que los adventistas tienen eruditos altamente versados y educados en la exégesis bíblica, conocedores de la interpretación textual y contextual, de los trasfondos históricos de los escritos bíblicos, ninguno de ellos se ha dedicado a presentar a la iglesia una interpretación bíblica del "espíritu de profecía".

Una comprensión bíblica del "testimonio de Jesús" y "el espíritu de profecía"

Para muchos de nosotros que hemos salido del adventismo, nos fue difícil aceptar que de veras hay una realidad enteramente "Sola Scriptura", tal cual la enseñó Lutero. Para nosotrs ha sido un gran gozo el descubrimiento que la Biblia sí se interpreta a sí misma sin acudir a los escritos de Elena White. Hemos descubierto que la clave para abrir cualquier pasaje oscuro o difícil de entender es el evangelio de Cristo. Que toda la Escritura de veras tiene que ver con Jesús y su grandioso sacrificio en la cruz (Lucas 24:44).

Los adventistas por un lado para dar apoyo a la Reforma presumen adherirse al dictamen de Lutero, que la Biblia es su propio intérprete. Sin embargo, usan la Biblia como trampolín para saltar de Apocalipsis 19:10 a Elena White. En ningún lugar en la Biblia se da el menor indicio que el "espíritu de profecía" se refiere de manera alguna a los escritos de una persona viviendo en el siglo 19. Este es un salto que ignora por completo el significado de esa frase en los escritos de Juan, tanto en el evangelio como en el Apocalipsis.

La postura adventista tocante al "testimonio de Jesús es el espíritu de profecía" es un ejemplo de pensar en círculos cerrados. Los fundadores de la iglesia dijeron, "las visiones de Elena White debe ser el "espíritu de profecía" en Apocalipsis 19:10. Luego en sus visiones Elena White dice recibir luz diciendo efectivamente Apocalipsis 19:10 se refiere a mi don como mensajera del Señor". En base a eso, tanto ella como los cofundadores de la iglesia, y la dirigencia de la iglesia hasta el día de hoy reclaman que sus escritos están dentro del marco de "Sola Scriptura". Básicamente, porque ella dijo que así era, y porque los cofundadores dijeron que así era. Y de allí en adelante porque el oficialismo de la iglesia lo ha dicho que así es, hasta el fin del mundo. Sin embargo, no se ha levantado, al menos publicamente voz alguna entre tanto erudito adventista presentando una postura verdaderamente bíblica de la relación entre "el testimonio de Jesús" y "el Espíritu de profecía".

El significado bíblico del Espíritu de Profecía como el Testimonio de Jesús

A fin de entender el Espíritu de Profecía como el Testimonio de Jesús, es imprescindible acudir a los escritos de Juan en su evangelio.

El Evangelio de Juan y el Apocalipsis se complementan

El evangelio de Juan y su Apocalipsis son escritos complementarios. El evangelio aclara y explica el Apocalipsis. El Apocalipsis arroja luz sobre el significado del evangelio de Juan. El evangelio es el anuncio de la llegada del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. En el evangelio Juan llama a todos a creer en Jesús como el Cordero para ser perdonado de sus pecados.

El Apocalipsis declara la victoria del Cordero. Jesús se presenta triunfante sobre todo mal como Rey de Reyes y Señor de Señores. En el Apocalipsis, Juan convoca a todos a adorar al Cordero por su gran y eterna victoria.

El evangelio profetiza la venida del Espíritu Santo para dar testimonio del Cordero. El Apocalipsis declara que el Espíritu Santo cumplió su misión profética de dar testimonio del Cordero. Esta relación entre el evangelio de Juan, y su Apocalipsis contiene la clave para comprender que "el testimonio de Jesús" es "el Espíritu de Profecía".

lunes, junio 26, 2006

El Evangelio Eterno: ¡Increíbles Buenas Nuevas!

Significado de evangelio

Evangelio significa "Buenas Nuevas". Esa frase proviene del griego del tiempo de Jesús, euanggelio. En español la conocemos como "evangelio".

Significado desconocido de evangelio

Sin embargo, no captamos la fuerza y el alcance de esta palabra. Significa "increíbles buenas nuevas". Son tan buenas que no tienen lógica. Pero son ciertas. Tienen una lógica superior a la lógica y razón humana. La razón humana las puede rechazar hasta alegando que su contenido es injusto. Parecen injustas porque hay tanto perdón, tanta gracia, tanta bondad y misericordia inmerecida. Son tan buenas que no caben en la mente que puedan ser verdad. Son increíbles en su alcance, en todo lo bueno que declaran. Es la buena que se proclama después de una gran victoria a favor de uno cuando uno por su debilidad se veía totalmente derrotado.

Toda deuda ha sido pagada

Pero no importa los peros que se le pongan a las buenas nuevas, son ciertas. Esa gran nueva, ese gran evangelio, es que toda deuda que tenga todo pecador con Dios, ya fue pagada por la persona de Cristo Jesús. Dios no le cobrará nada más al pecador de lo que ya fue pagado por y en la persona de Jesucristo. Todo lo que Jesús hizo, cumplió, obedeció, padeció, lo hizo ya a favor de todo ser humano.

Incluye la pena de muerte

Hasta la pena de muerte eterna que cuelga sobre todo pecador ya fue pagada en la muerte de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. La muerte que el Señor Jesús murió en el madero del Calvario la padeció a favor de todo pecador, de todo ser humano que jamás haya tomado aliento sobre la faz de la tierra. Jesús misteriosamente "se hizo pecado" a favor de todo ser humano y por tanto bebió el amargo cáliz de nuestra muerte. No obstante, resucitó de la muerte al tercer día como comprobante que venció a nuestro favor todo reclamo que el pecado pudiera tener a nuestra contra.

Se recibe por el don de la fe

Todo eso, toda esa victoria de Jesús de Nazareth, se recibe una vez por todas por la fe. Y esa misma fe también es un regalo o don de Dios. El pecador que recibe ese don de fe y cree en Jesús para salvación es ya salvo eternamente. Pasa de muerte a vida. De allí en adelante nada ni nadie lo podrá condenar. Dios lo declara eternamente justo. Dios hace esa declaración no en base de la justicia, obediencia o santidad del creyente, sino en bse a la justicia, obedienica y santidad de su grandioso Hijo, Jesús de Nazareth. El Padre y el Hijo lo toman en sus brazos y nada ni nadie lo podrá arrebatar de ese regazo de allí en adelante. Ni el propio pecador. Al creer en Jesús para salvación, queda a salvo para siempre... Ahhhh ¿ya está comprendiendo por qué estas nuevas son tan buenas que son increíbles?...

Las buenas nuevas no son para todos

Esto es algo muy sorprendente de las buenas nuevas. No son para todos. Solo para pecadores. Estas nuevas son súper buenísimas solo para las personas que no importa cuán buenas o malas sean sus vidas se dan cuenta que el amor, la pureza, la ética, moral, justicia, rectitud, obediencia a las leyes divinas necesarias para satisfacer los requisitos de Dios, están muy fuera de su alcance.

Estas nuevas no tienen nada que ofrecer a los que no se sienten incluídos entre los pecadores o los que están destituídos de la gloria de Dios. Los que sienten o piensan que la imagen de Dios se está restituyendo en ellos a tal grado que ya no necesitan este tipo de buenas nuevas, estas nuevas no les pareceran buenas ni les llamaran la atencion. Son solamente para pecadores destituidos de la gloria de Dios.

Pero para los que piensen que ya han sido sufiecientemente santificados, cambiados, Dios tiene la puerta abierta para que cumplan con una vida perfecta de amor y santidad, desde nacer hasta el morir. Al morir que mueran la muerte eterna, y también que puedan resucitar por su propia cuenta, debido a su rectitud moral, y haber alcanzado tan exaltado estado de participar en la naturaleza divina por virtud de su grandiosa moral. Todo aquel que pueda llegar a tener una relación tan estrecha con Dios que cuando muera pueda resucitar por su propia fuerza, no necesita del evangelio, o las buenas nuevas.

Las Buenas Nuevas significa que también hay malas nuevas

Las Buenas Nuevas se anuncian a oídas de toda mala nueva. Las malas nuevas tienen muchas formas y una gama muy amplia. Por un lado puede ser que no hay esperanza alguna, que este mundo, esta realidad es todo lo que hay. Con esta vida comienza y termina todo. Que todo está determinado por la evolución, por la biología, por las psicología, por la herencia, por los astros, por las cartas, por la ley de las acciones a las consecuencias. Que en esta vida uno las paga todas. Que le viene todo lo que uno merece. Que hay que vivir lo mejor o lo peor que se pueda en esta vida, respetando lo mejor que se pueda los derechos de otros, aprovechar todas las oportunidades que se presenten para el crecimiento y beneficio propio, y que esto es todo lo que hay. Nada más y nada menos, y cuando llegue la muerte se acabó todo.

Otro tipo de mala nueva es la falsa religiosidad. Ésta hasta puede incluir una muy sutil profesión de fe en Cristo y hasta en el evangelio junto con muchas otras doctrinas y creencias que tienen un matíz o colorido bíblico, pero cuando se pone a prueba carece de fundamento. Es una doctrina que si uno sigue el ejemplo de Cristo, si tiene fe en que Cristo le regala el poder del Espíritu Santo, si uno pone de su parte todo lo que pueda, esa persona puede lograr vivir sin pecar y por lo tanto recibirá todas las promesas de la vida eterna. Este engaño es muy sutil y millones de muy sinceros creyentes han caído ingenuamente en todos los matices de este engaño. Esta eseñanza es lo que el Nuevo Testamento llama "falsa doctrina".

Los frutos de creer en Cristo en el presente

Cuando uno cree en Cristo para salvación eterna, algo muy real sucede en esta vida, en el ahora, en el presente de cada creyente.

Dios toma a cada pecador perdonado como su hijito o hijita consentido. Dios honra lo que hizo Jesucristo, y por amor a su Hijo nos considera a nosotros también sus hijos. Como tales, nos consiente con pruebas de su amor y gracia, en esta vida. Nos da nuevas oportunidades que habíamos despreciado antes en nuestra vida de incredulidad y desobediencia al evangelio. Nos instruye, corrige con mucho amor y ternura, devuelve la razón, la sinceridad, integridad, sobriedad, alegría, y júbilo. Todo esto mediante la obra del Espíritu Santo en nuestra mente y corazón. El Espíritu Santo obra como la brisa, silenciosamente en nuestras vidas. Su obra es aclarar, traer a nuestras mentes la gran obra de Jesucristo al dar su vida por nosotros. Al mirar la grandeza y el amor de nuestro Señor Jesús, nuestra vida se torna en una suave fragancia de alabanza a Jesús. Regocijándonos en el decreto de perdón que se nos ha dado en la buenas nueva tenemos "paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo". ¡Alabado y glorificado sea el nombre del Señor Jesús!

jueves, junio 22, 2006

¿Creo en el espíritu de profecía, en la persona de EGW?

Creo en el espíritu de profecía, en la persona de Jesucristo, Hijo de Dios, Hijo de hombre.

El espíritu de profecía compenetró, animó, avivó, encarnó a Jesucristo. Eso basta. La Epístola a los Hebreos dice que Jesús es la máxima, plena, entera, suprema, mayor que todas revelaciones de Dios a la humanidad. El que tiene oídos para oir, que oiga.

La frase "el espíritu de profecía" tiene un significado bíblico, muy particular, que se refiere solamente a Cristo y la obra del Espíritu Santo de dar testimonio de él.

Esa frase "el espíritu de profecía" viene de Apócalipsis 19:10, y hay que recordar quien dijo estas palabras y bajo qué circunstancias.

Pero aquí hay que prestar atención a la manera cómo vas a interpretar el pasaje.

En el adventismo (mi padre también fue pastor y evangelista adventista - yo nací en cuna adventista), desde que tenga memoria me enseñaron la doctrina saltando de un versículo a otro. Esta manera de interpretar la Biblia se llama el método "texto prueba", y tiende a confundir en vez de esclarecer la Escritura. Cada texto se entiende primero por su contexto, o los textos que lo rodean. Interpretar la Biblia de cualquier otra manera es tratar de imponer nuestra mente sobre la mente del autor. Nosotros tenemos que reconocer que es el autor bíblico el inspirado.

Pero la antigua manera de interpretar la Biblia, con el método "texto prueba" es como hasta el día de hoy se enseña la Escritura no solo en el adventismo sino también en los muchos otros ismos.

Por ejemplo, Apocalipsis 19:10 se enseñaba como la respuesta a Apocalipsis 12:17:
"Entonces el dragón fué airado contra la mujer; y se fué á hacer guerra contra el resto de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo." Cuando fui adventista yo enseñaba que este versículo era prueba directa que la iglesia Adventista era la iglesia remanente. Primero, porque son el remanente, el resto, lo poquito que queda de la verdadera iglesia de los apóstoles, porque guardaban los mandamientos de Dios, y tenían el testimonio de Jesucristo. Esos mandamientos incluían por supuesto al sábado, y el testimonio de Jesucristo era un referencia directa al espíritu de profecía. El "espíritu de profecía" era por supuesto las visiones y los escritos de Elena White. Aun más, todo su ministerio es considerado hoy como "el espíritu de profecía". Y todo ese ministerio, particularmente sus escritos son considerados de igual autoridad que la Biblia. Se alega, enseña, defiende que ella como profetiza tiene un lugar de igual autoridad e importancia al de los profetas bíblicos.

De tal modo, que la única razón por la que la iglesia adventista existe hoy con su doctrina actual, es por su adherencia a los escritos de Elena White. Sin esos escritos, la iglesia adventista no pudiera existir como iglesia. Sin sus escritos, la iglesia adventista no pudiera sostener, apoyar, defender, o instruir en su doctrina.

miércoles, junio 21, 2006

Preguntas de un lector

He recibido las siguientes preguntas de un lector, las cuales agradezco de corazón:

"Se considera aún adventista y se congrega en alguna iglesia..?

Cree en el espiritu de profesia, en la persona de EGW.

Que opinion(resumen) tiene con la dirección a que en algún momento pertenecio.

Que opina sobre el mensaje del tercel angel del apocalisis, cree que ya esta corriendo dicho tiempo."

Trataré de responder a estas preguntas en estos blogs. Tal vez no las pueda contestar tan ampliamente como lo han hecho otros. En tal caso, derivaré al lector a esos sitios.

Por ahora la primera:

¿Se considera todavía adventista y se congrega en alguna iglesia?

Claro que sí todavía me considero adventista, tal vez más que nunca.

"Adventista" porque creo no solo en el segundo advenimiento de Cristo, sino también en el primero.

No es que esté tratando de ser chistoso, listo, o sagaz.

Cuando yo estaba en la iglesia adventista predicando y evangelizando casi no predicaba ni hablaba del primer advenimiento.

Cuando dirigía conferencias, seguía los temas que me llegaban como ejemplos, de Unión, Asosciación, o aun de la Asociación General, había hasta 10 temas tratando de la segunda venida de Cristo, y tal vez uno de su encarnación, naturaleza humana y divina, ministerio, muerte, y resurrección.

Cuando el Señor en su gracia me dio a entender el evangelio todo lo que tengo de decir es en relación a Cristo, y Cristo crucificado.

Confío que él vendrá por segunda vez, y esta vez sin relación al pecado. Pero mientras esté en un mundo de pecado, como lo estoy ahora, tengo que prestarle atención a su primer advenimiento, porque ese sí tuvo que ver con relación al pecado. En la cruz Jesús vertió la sangre que yo merecía vertir. Al resucitar él resucitó a la vida que yo no merezco resucitar. Pero su vida es mía por eso precioso y milagroso don de la fe que es dado a todo pecador para creer en Jesús para salvación. ¡Alabado y glorificado sea su santo nombre!

Claro que soy adventista.

Me congrego en cualquier iglesia que alabe su nombre y se enfoca en glorificarlo a él.

Hace poco prediqué el evangelio en una de las iglesias adventistas de mayor hermandad en el área de Loma Linda, California, por invitación del pastor de jóvenes de la iglesia, para el servicio de consagración con motivo de la graduación de esos jóvenes.

Pero me congrego con los adventistas, los evangélicos, los carismáticos. A veces en algunas de esas iglesias no tolero que se pongan a hablar de otras cosas y con el corazón dolido me retiro calladamente.

Me reuno semanalmente con un precioso grupo de creyentes para estudiar el evangelio y alabar al Señor por su maravillosa gracia. Es un tipo de "casa iglesia", como las que había en la época del Nuevo Testamento. Sin embargo, no digo que la experiencia de todos debe ser igual a ésta.

Con los dirigentes de la iglesia no tengo comunicación, auque sí tengo su respeto y aprecio por mis muchos años de servicio. Nunca fui "disciplinado" por ninguna iglesia adventista. Cuando conocí el evangelio me retiré por mi propia cuenta. Sin embargo, siento gran amor por mis hermanos adventistas. Tengo familia aun dentro de la iglesia. No es mi interés ni que salgan de la iglesia, ni que se queden. Solo que conozcan a Cristo y Cristo crucificado. El Espíritu Santo guiará a cada cual que conoce el evangelio. ¡Alabado y glorificado sea el nombre del Señor Jesús!

Ejemplos del historicismo y del principio histórico

[Puede sacarle más provecho a este blog leyendo el anterior: Historicismo vs. Historico]

Un ejemplo del historicismo en acción fue William (Guillermo) Miller en los Estados Unidos alrededor del año 1831.

Era una época tempestiva en los Estados Unidos. La gran revolución industrial, inventos en maquinarias y particularmente la construcción en línea de máquinas, ensamblaje en línea. Se fomentaba una gran época de paz en Europa. Con el fortalecimiento de los nuevos Estados Unidos, muchos se tornaron a la filosofía, y dejaron la fe.

Miller, un creyente Metodista se dio cuenta que ni su propia iglesia ya predicaba la Biblia. Predicaban los grandes logros intelectuales y filosóficos de la Revolución Francesa.

Miller, con todo fervor se preguntó si todo aquello no sería el cumplimiento de las profecías bíblicas. Estaba convencido que sus días eran los días del fin profetizados en los libros de Daniel y Apocalipsis.

Acudió a las Escrituras buscando pruebas que sus días en verdad estaban profetizados en las Escrituras. Tomando mano de un antiguo artificio inventado por un rabino judío en el siglo nueve, el principio de un-día-por-año, usado por los católicos y luego descartado cuando los post-reformadores lo usaron en contra de la iglesia, Miller vaticinó que Cristo volvería a la tierra alrededor del año 1843. Un gran movimiento surgió de su predicación, de tal modo que muchos en los Estados Unidos salieron a recibir a Jesús en las nubes de los cielos el 22 de octubre de 1844. Ese día se conoce en la historia como "El Gran Chasco", porque Cristo no regresó a la tierra tal como lo había predicho Miller apoyado en el principio del historicismo.

De allí surgió todo el movimiento Adventista del séptimo día. Sin embargo, ellos cambiaron de significado al suceso de ese día para pronunciar que ese día era el día cuando Jesús había entrado al lugar santísimo del santuario celestial.

Estos adventistas, apoyados en las visiones de Elena Gould Harmon (White de casada), siguieron usando el mismo principio del historicismo para apoyar su doctrina del santuario. Acudieron a Daniel 8:14 y le dieron una interpretación historicista. Es decir, interpretaron a Daniel 8:14 basados en su gran chasco. Trataron de darle una interpretación a Daniel 8:14 basados en su reciente experiencia histórica.

Ellos no tomaron en cuenta la propia intepretación que le dio el ángel Gabriel al profeta Daniel del significado de Daniel 8:14, mucho menos del significado del texto hebreo original, ni aun la interpretación que el mismo Señor Jesús le dio a las profecías de Daniel.

El tema del lugar de Elena White y sus visiones se trata de una manera más amplia en este lugar: http://www.ellenwhite.org/espanol/index.html.

Un ejemplo del principio histórico

Cuando Juan el Bautista vio a Jesús exclamó "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Eso le fue dado por revelación del Espíritu Santo al más grande de los profetas.

Pero el Gran Profeta Jesús de Nazareth, en vista de que Juan había anunciado el cumplimiento de la profecía de todos los 5 libros de Moisés, de los Salmos y de los Profetas (Lucas 24:44) exclamó, "El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio." ¿Cuál tiempo? El tiempo del fin profetizado por todo el Antiguo Testamento. Jesus de Nazareth, como Cristo de Dios, el ungido de Dios para llevar nuestros pecados, declaró que la profecía del Antiguo Testamento se cumplía en su persona. Igualmente pronunció el cumplimiento de la profecía cuando anunció el comienzo de su misión en Lucas 4. En la cruz, cumplió la profecía de Isaías 53.

Jesús vio el cumplimiento de la profecía como el seguimiento histórico del contenido de las Escrituras que señalaban a su misión como el Cordero de Dios. Antes de terminar su ministerio, el Señor dio todas las señales necesarias previas a su venida. El creyente no necesita nada más ni nada menos de eso. En ningún momento el Señor profetizó el 22 de octubre de 1844 como su entrada al lugar santísimo, porque eso no estaba en la perspectiva histórica del Antiguo Testamento. Más bien, él mismo dijo que iría a su Padre. Los apóstoles declararon que él había entrado a la misma presencia del Padre una vez y para siempre, todo dentro de la perspectiva histórica del Antiguo Testamento que señalaba su vida, muerte, y resurrección.

Cristo fue quien dictó y enseñó el principio histórico para interpretar las profecías bíblicas, confirmando esa usanza bíblica de los profetas.

Historicismo vs. Histórico

En su artículo, el Dr. Cottrell expone dos puntos de vista para comprender las profecías bíblicas y Daniel 8:14 en particular.

Estos son: el Historicismo y el Histórico.

Son muy diferentes y llegan a diferentes conclusiones en cuanto al significado de la profecía bíblica.

El Historicismo como norma o clave para entender las profecías bíblicas

El principio o método del historicismo interpreta la profecía en base al momento histórico del lector. El lector lee la profecía biblica hoy, en la actualidad. Luego reflexiona, "Esto y aquello está pasando en la actualidad, a mi alrededor, y por todo el mundo. ¿En dónde puedo encontrar lo que está pasando hoy en la profecía bíblica?" Luego, el lector y creyente se compenetra en la profecía bíblica tratando de encontrar en sus símbolos, visiones, mensajes, y metáforas, las señas y muestras que señalan nuevamente hacia la actualidad. En otras palabras, este método comienza con el hoy, regresa al pasado en la profecía bíblica, encuentra allí lo que piensa se refiere a la realidad de hoy, y lo pregona como el cumplimiento de la profecía. Este método se escucha con frecuencia desde muchos púlpitos no solamente adventistas sino evangélicos y protestantes. El predicador lleva el periódico más reciente al púlpito, lee unos cuantos titulares, luego va a la Biblia, lee algo parecido ("guerras y rumores de guerras"), y dice "la guerra en Irak se profetizó en las Sagradas Escrituras". Es un círculo cerrado de interpretación que comienza con el presente, regresa a las Escrituras, y se devuelve otra vez al presente.

El principio de la perspectiva histórica de las Escrituras: el principio "Histórico" de interpretar las profecías

Por otra parte, y en gran diferencia, el principio histórico de interpretar las profecías bíblicas interpreta la profecía en base a la perspectiva histórica del autor bíblico. El lector creyente reflexiona al mirar lo que acontece a su alrededor, "¿Qué fortaleza espiritual puedo encontrar para mi vida hoy en las profecías bíblicas?" Luego acude a las Escrituras. Allí encuentra que los autores de las profecías bíblicas tenían su propia perspectiva que Dios les había dado de las profecías que habían recibido. Ellos en su tiempo sabían cómo debían aplicarse, y a qué se referían. Mirando hacia el futuro ellos anticipaban participar en los sucesos que vendrían por delante tal cual se les manifesta en sus visiones y profecías. Cuando estos sucesos se cumplían, ellos los entendían como cumplidos, y se regocijaban en el cumplimiento. Otros sucesos solamente los podían "saludar" desde su tiempo en la antigüedad. El lector de hoy se da cuenta que todas esas profecías tenían su cumplimiento en la vida, muerte, y resurrección del Ungido de Dios, el Mesías, Jesucristo (Lucas 24:44). El lector de hoy se conforta espiritualmente en que no obstante cuán temibles sean los sucesos de la actualidad puede hallar paz en que Cristo Jesús en la cruz, para siempre aseguró el perdón de sus pecados. Por la fe, el creyente en la actualidad ya puede vivir en la realidad del eterno reino de Dios. Con esta fe y confianza aguarda la bienaventurada esperanza de la segunda venida de Cristo en las nubes de los cielos.

Resumen

El principio o método histórico interpreta la profecía en base a la perspectiva histórica del autor bíblico.

El principio o método del historicismo intepreta la profecía en base a la perspectiva del lector en la modernidad.

El principio histórico pregunta: ¿Cuál era el punto de vista de los profetas al dar sus profecías? ¿Cómo pensaban ellos se cumplirían?

El historicismo pregunta: En base a lo que sucede hoy, ¿qué es lo que dice la Biblia de estos días?

El principio histórico saca a relucir el texto bíblico en todo su poder, aplicándolo en primer lugar a los días de los profetas.

El historicismo trata de imponer la realidad histórica de hoy sobre la perspectiva histórica del profeta.

El principio histórico acepta la realidad histórica del profeta como la clave para entender la profecía y su significado para hoy.

El redactor del Comentario Bíblico Adventista

El redactor de este comentario en sus primeras dos décadas fue el pastor, evangelista, erudito, y amigo, el Dr. Raymond Cottrell. Tuve el privilegio de ser su amigo y de admirar este caballero cristiano. Siempre fiel a la iglesia, también mantuvo su integridad. En el artículo que estoy traduciendo, el Dr. Cottrell desafía a la iglesia adventista a re-escudriñar su doctrina tradicional del santuario solamente a la luz de las escrituras. Este artículo fue presentado en vivo por el autor en el año 2002 cuando el Dr. Cottrell tenía ya 90 años de edad.

En este artículo el Dr. Cottrell relata su historia con la iglesia y la doctrina del santuario. Desde que se le encomendó a los inicios de la década de 1950 a redactar un Comentario Bíblico Adventista, él sostuvo en privado y confidencia con los dirigentes innumerables estudios bíblicos mostrándoles las falencias de la doctrina tradicional adventista del santuario. Durante casi cinco décadas el Dr. Cottrell mantuvo en confidencia su propio desacuerdo con el punto de vista tradicional. Sin embargo, a dos años de su muerte, presentó este artículo ante un grupo de eruditos adventistas en la ciudad de San Diego, California (2002). El artículo en inglés y en su totalidad se encuentra en esta página: http://www.ellenwhite.org/1844rc.htm.

Esta historia es sumamente interesante y una que cada adventista la debe conocer. En breve, los dirigentes adventistas por muchos años han estado al tanto de serios y graves problemas con la interpretación bíblica de Daniel 8:14. Sin embargo, han encubierto el problema, esperando que de alguna manera desaparezca.

El Dr. Cottrell saca el problema a la luz de Cristo e invita a la iglesia a corregir sus errores y seguir adelante con un mensaje más firmemente establecido en la Palabra de Dios.

martes, junio 20, 2006

Preguntas y comentarios

Con gusto trataré de responder a sus preguntas y comentarios sobre este tema (santuario) u otros del evangelio, de la gracia, la fe, la ley, del adventismo.

Cómo dejar un comentario en este blog
La manera más fácil:
1. Haga click en "Comments".
2. En el casillero grande de "Comments", escriba su comentario (recuerde anotar su nombre).
3. Escoja la opción "Anonymous".
4. Copie las letras deformes en el casillero donde dice "Word Verification".
5. Haga click en "Login and Publish".
6. Cierre "El evangelio eterno" blog y ábralo otra vez. Su comentario debe aparecer.

Todavía no he terminado las notas de pie de pàgina del artículo del Dr. Cottrell. También estoy traduciendo la experiencia personal que él tuvo al hablar con los dirigentes de la iglesia adventista con respecto a las falencias en la interpretación de Daniel 8:14.

lunes, junio 19, 2006

Nuevos pasajes traducidos del estudio del Dr. Cottrell

A los lectores que esten estudiando el material del Dr. Cottrell, estoy añadiendo diariamente a la traducción. Para no perder el hilo, añado las nuevas porciones al texto anterior. Que el Señor bendiga su lectura y estudio para su honra y su gloria. Bendiciones, Haroldo.

viernes, junio 16, 2006

Adventismo y los 2,300 días de Daniel 8:14

Estoy pausando lo que escribía de Pablo y Mateo 14 para poner aquí un artículo que estoy traduciendo del Dr. Raymond Cottrell. El Dr. Cottrell fue el redactor principal del Comentario Bíblico Adventista, y vio pasar a varios presidentes de la Conferencia General. Raymond Cottrell rindió más de 50 años de servicio a la iglesia adventista. En el año 2002, dos años antes de su muerte a los 92 años de edad, él expuso el resultado de sus estudios de la doctrina de los 2300 días ante un grupo de eruditos adventistas en la ciudad de San Diego, California. Ese estudio se encuentra en inglés, y actualmente lo estoy traduciendo al español (las notas al pie de página no están listas todavía, por eso aparecen incompletas. Solo he traducido las más pertinentes). Espero tener todo listo pronto para el provecho de los que se tomen el tiempo de seguir el estudio. Bendiciones.

Hay algunos hermanos adventistas que me preguntan por qué ya no creo en la doctrina de los 2300 días. El estudio del Dr. Cottrell y sus conclusiones son las mías también.

Seguidamente, la traducción del estudio del Dr. Cottrell comenzando con la sección 8:

8. “Trazando bien” a Daniel 8:14

El primer imperativo para comprender las profecías de Daniel con el sentido designado por la Inspiración es una disposición mental libre de cada suposición personal, subjetiva, y moderna con respecto a su significado.

El segundo imperativo es identificar las circunstancias planteadas in Daniel 1 al 6 y 9:1-23, las cuales proveen el fondo histórico dentro del cual la Inspiración dispuso sus cinco pasajes proféticos con la intención que Daniel y sus lectores los entendieran. De igual manera, a fin de entender esos pasajes tal cual la Inspiración dispuso que los entendiéramos debemos hacerlo con esa perspectiva histórica en mente, y de la misma perspectiva de la historia de la salvación en la cual se encontraba Daniel y sus lectores. Cualquier interpretación que ignora o rebate esa perspectiva histórica y / o la perspectiva de la salvación de su tiempo se ha de sospechar de inmediato e impone una interpretación foránea, no inspirada sobre esas profecías.

Los primeros seis capítulos del libro de Daniel recuentan el exilio de Daniel y sus compatriotas a Babilonia “En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá” (Daniel 1:1), el cual data a 606/5 a.c. y sus experiencias durante los setenta años de exilio predichos por Jeremías en el capítulo 29:1-14. De acuerdo a Daniel 9:1, “En el año primero de Darío” (la fecha se asigna a 537/6 a.c. por la usanza judía del conteo inclusivo), Daniel había estado en exilio durante exactamente setenta años. Pero todavía no había prueba alguna de su próxima liberación del exilio. Por tanto, Daniel elevó esa oración importuna rogando por la liberación del exilio y la restauración; oración que se registra en el capítulo 9:4-19.

Mientras Daniel todavía estaba en oración el ángel Gabriel reapareció[i] y dijo “Ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión” (Daniel 9:22,23). De inmediato Gabriel le repite esa “orden” letra por letra (versículo 24), tal cual lo había prometido, y procede a explicarla en los versículos 25 al 27.

Es de suma importancia darse cuenta que Gabriel identifica explícitamente esa “orden” que “desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén” al principio de las setenta semanas como “la orden” que “salió” –del cielo- mientras Daniel oraba.[ii] Esa “orden”[iii] era tal que ¡solo Dios mismo (y ningún monarca terrenal) pudiera haber expedido! Por la autoridad de nadie menos que el ángel Gabriel, las “setenta semanas” de años por tanto comenzaron en 537 a.c. y ¡no ochenta años después en 457 a.c.!

La explicación que da Gabriel de esa “orden” en los versículos 25-27 brevemente bosqueja el futuro designado por Dios para el pueblo del pacto durante las setenta semanas de años, y su clímax al ser oprimidos cruelmente por el “príncipe que ha de venir” durante la semana décimo séptima de las setenta “semanas”, las cuales ya había predicho en el capítulo 8:9-13 y explicado en los versículos 19 al 25.[iv]

Tal cual hemos observado, Daniel 9:23-25 comienza las setenta semanas de años al momento cuando la “orden” fue dada en el cielo, en 537 a.c. De la misma manera, el contexto que identifica al sujeto (“él) del versículo 27 también identifica los sucesos de la historia que demarcan el cierre de ese período en la semana décimo séptima de las setenta “semanas”. Universalmente se entiende que el antecedente inmediato de un pronombre personal identifica a la persona a la cual se refiere a menos que el contexto inequívocamente lo designe de otra manera. Por lo tanto, el versículo 26 identifica cual es el antecedente inmediato del “él” del versículo 27, quien “confirmará el pacto con muchos” en la décimo séptima semana de las setenta “semanas” y hace “cesar el sacrificio y la ofrenda” durante la última mitad de la “semana”, como el príncipe impío “que ha de venir” – y ¡no el “Mesías Príncipe” de los versículos 25-26!

El capítulo 11:23 confirma el hecho que su alias, el último rey del norte, de hecho realiza tal pacto con “gente” aliados a él. Además, su fin tal cual se dispone en el versículo 27, “lo que está determinado se derrame sobre el desolador”, es el equivalente del rey-cuerno del capítulo 8:25 el cual es “quebrantado, aunque no por mano humana”, y al último rey del norte del capítulo 11 quien “llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude” (11:45).[v]

El capítulo 9:24-27 por tanto provee una explicación exacta pero mucho más amplia del capítulo 8:13-14 en torno a la pregunta y la respuesta de los sucesos entre la época de Daniel y “el tiempo del fin” “para muchos días” cuando “la visión de las tardes y mañanas” había de llegar a su cumplimiento (Daniel 8:17,26).[vi] Acaso ¿no es eso lo que Gabriel dijo era la intención de la audiencia de 9:24-27?[vii]

Tal cual es la perspectiva del la historia de la salvación según Daniel. A fin de comprender los capítulos 8 y 9 tal cual el cielo quisiera que los entendiéramos, necesitamos ponernos en las circunstancias históricas de Daniel y pasarles vista desde su perspectiva de la historia de la salvación. De esa manera podremos formar un entendimiento preciso de lo que le fue revelado.

La perspectiva de la historia de la salvación según Daniel

La perspectiva de la historia de la salvación según Daniel era un conjunto de las visiones de los capítulos 2 y 7, cada cual con su explicación, y el capítulo 8 con su explicación tri-partita en los capítulos 8, 9, y 11-12. Consistía de una serie de reinos universales[75] seguida por un período de desintegración y fragmentación,[76] el cual Gabriel le dijo a Daniel sería “tiempos angustiosos” (9:25).[77]

“Al tiempo señalado del fin… porque es para muchos días” – después de sesenta y nueve de las “setenta semanas de años”[78] – habría un “tiempo de angustia” sin precedentes para el pueblo de Dios durante el cual serían “pisoteados”, su poder quebrantado,[79] su tierra y ciudad devastada,[80] su lealtad y fidelidad a Dios puesta a prueba,[81] su pacto con él y su sistema prescrito de adoración abolido,[82] e instalado un sistema idólatra de adoración obligatorio.[83] Como resultado de este atentado de extinguir el conocimiento y la adoración al verdadero Dios, muchos judíos apostatarían y harían “pacto” con su opresor.[84]

El plazo de este tiempo de angustia del pueblo de Dios se manifiesta de varias maneras como (1) “tiempo, dos tiempos, y la mitad de un tiempo” = tres años y medio,[85] como (2) la segunda mitad de la décimo séptima de las setenta “semanas” = también tres años y medio,[86] y como (3) el tiempo durante el cual se hubieran ofrecido 2300 sacrificios vespertinos y matutinos = 1150 días literales = tres años, dos meses, y 10 días[87] dentro de los tres años y medio de “angustia”.[88]

Al término de este tiempo de angustia el Anciano de días se sentaría en juicio y “el fin señalado” sería derramado “sobre el desolador”, quien de tal modo “llegaría a su fin sin que tener quien le ayude” y sería “quebrantado” mas “no con mano humana”.[89] Simultáneamente, el santuario sería “restaurado a su debida condición”, el Anciano de días vindicaría a su pueblo fiel y les concedería un “reino eterno”, Miguel se levantaría para liberarlos, los muertos justos serían levantados para vida eterna, los “sabios” incluyendo a Daniel entrarían en su heredad eterna y resplandecerían como el resplandor del firmamento por los siglos de los siglos.[i]

Las profecías de Daniel ubican este tiempo de angustia (1) durante el “tiempo, tiempos, y medio tiempo” de Daniel 7:25, (2) cerca o “al fin” del “reino” de la época griega de los cuatro cuernos del capítulo 8:8, 21-23, (3) durante la segunda mitad de la décimo séptima de las setenta semanas del capítulo 9:24-27, y (4) durante el reino del último rey del norte del capítulo 11:20-45.

Obviamente la perspectiva de la historia de la salvación según Daniel difería en gran manera de la nuestra – ¡por más de dos mil años! Pero por la fiel palabra de su ángel tutor esa era la perspectiva desde la cual él y el ángel Gabriel divisaban el futuro. Es el idéntico formato que se expone en el Antiguo Testamento.* Ignorarlo o denegarlo es un grave quebranto del principio bíblico de sola Scriptura, con el decir que ¡ni Daniel ni Gabriel sabían de lo que hablaban! Es una parte importante del estudio bíblico a fondo de la Biblia leerla desde sus propias perspectivas de la historia de la salvación, a ¡fin de comprender y valorar su mensaje para nosotros en nuestra época!

La perspectiva de la historia de la salvación según Daniel explícitamente deja sin validez el historismo de la profecía vaticinadora. Además, su perspectiva era idéntica con la del Antiguo Testamento en su totalidad.[ii]

Cuatro errores de traducción en la King James Version que descarriaron a los pioneros adventistas

[Nota del traductor: Estos mismos errores se encuentran en la Antigua Versión de Reina-Valera. Al traducir los errores, usaré la antigua versión Reina-Valera. Cuando haya diferencia con la KJV, lo anotaré en nota del traductor].

Cuatro errores críticos en la KJV al traducir Daniel 8:14 y 9:25-26, los cuales William Miller y los pioneros adventistas obviamente desconocían, los desviaron sin que se dieran cuenta.[iii]

La traducción de Daniel 8:14 reza: “Hasta dos mil y trescientos días de tarde y mañana; y el santuario será purificado” [Nota del traductor: la KJV solo incluye la frase “Hasta dos mil y trescientos días”.] Aquí y en el capítulo 9 la KJV refleja incorrectamente el texto hebreo de Daniel en cuatro lugares particulares. En el hebreo original y en la NRSV [New Revised Standard Version] reza así: “Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será restablecido a su legítima condición”. [Nota del traductor: Véase La Biblia de las Américas en donde reza “Por dos mil trescientas tardes y mañanas; entonces el lugar santo será restaurado”.]

La palabra hebrea para “días”, yamim, no se encuentra en el texto hebreo de 8:14, el cual simplemente reza erev boquer, “tarde mañana.” “Días” es una interpretación, no una traducción. Cuando Daniel quería decir “días” fue consecuente y escribió “días”, yamim.[iv] Cuando las palabras erev y boquer ocurren en el contexto del santuario (como en 8:14), sin excepción alguna siempre se refieren a los servicios de adoración inmolando el sacrificio en la tarde o en la mañana o a algún otro aspecto del santuario y su ritual. Estos sacrificios se ofrecían tamid “regularmente” a la caída de la tarde y en la mañana al rayar el alba. Véase por ejemplo Éxodo 29:38-42 y Números 28:3-6. Erev a veces precede a boquer en vista de la costumbre hebrea que comenzaba el día con la puesta del sol. Erev se refería particularmente al ocaso asociado con la puesta del sol y boquer con el albor a la salida del sol, y no a las porciones de luz y oscuridad de un día de 24 horas.

La interpretación tradicional considera erev boquer, “tarde mañana” un término compuesto indicando un día de 24 horas. Pero de acuerdo al versículo 26 haerev we haboquer, “la tarde y la mañana”, son partes diferenciadas, tal cual lo requiere la repetición del artículo definido. La pregunta del versículo 13, y por tanto la respuesta del 14 ambas enfocan el santuario y la época durante el cual el sacrificio del holocausto contínuo (tamid) fue proscrito. De tal modo, erev boquer en el versículo 14 se ha de comprender en el marco de los ritos del santuario referente especialmente a la ofrenda del holocausto tamid (contínuo).

Obsérvese también que la pregunta del versículo 13, la cual responde la Inspiración con el versículo 14, pregunta por cuánto tiempo el tamid, o “la ofrenda regular del holocausto” ya mencionada en el versículo 11, sería “pisoteado”. En vez del tamid del versículo 13, sin embargo, el versículo 14 sustituye la expresión erev boquer, de tal modo llamando la atención al hecho que los dos son términos sinónimos para lo mismo, los servicios de adoración mediante el holocausto sacrificado al anochecer y al amanecer. De hecho, ambos términos aparecen juntos en los pasajes arriba mencionados con respecto a los dos servicios diarios de adoración. (En 8:11 y 14 la NRSV – correctamente—añade “ofrenda del holocausto” al término “contínuo”, tamid reconociendo que tamid se refiere a la ofrenda diaria del holocausto contínuo.)

La palabra tamid, “contínuo” (contínuamente) “regular” (regularmente) ocurre 104 veces in el Antiguo Testamento, 51 veces en relación al ritual del santuario, 53 de otras. Más de la mitad de las 51 veces en relación al santuario ocurren junto con la ofrenda del holocausto diario (32 de 52 veces); y 19 veces del pan de la presencia, el candelabro, y otros aspectos del santuario y sus ritos.

La palabra hebrea nitsdaq jamás significa “purificado”, tal cual la traduce la KJV [y la Antigua versión Valera]. Nitsdaq es la forma pasiva del verbo tsadaq, “estar en lo justo”, y quiere decir “reestablecido”, o como lo traduce el NRSV “restaurado a su debida condición”. Si Daniel hubiera querido decir “purificado” el hubiera usado la palabra taher, la cual sí quiere decir “purificado” y siempre se refiere a la purificación ritual en contraste a tsadaq, la cual siempre connota entereza moral.[v]

El tema de Daniel 8:14 es el significado de la adoración mediante los sacrificios, y no la manera correcta de realizarlos. Afirmaba la continua lealtad de Israel con Dios y compromiso a su relación en pacto con Él, al principio y al fin de cada día. La KJV [y la Antigua Versión Valera] fundamentaba su traducción de nitsdaq como “purificado” en la Vulgata latina, la cual reza mundabitur, y la griega Septuaginta, la cual reza katharisthesethai, las dos denotan purificación ritual, probablemente reflejando la purificación del templo después de que fue desecrado por Antíoquio IV Epifanio in 167 a.c., tal cual se registra en 1 Macabeos 4:36-54.[i]

“El Mesías el Príncipe” en Daniel 9:25 y “Mesías” en el versículo 26 respectivamente según la KJV, son una interpretación del texto hebreo, pero no una traducción del mismo. El texto hebreo reza “un ungido, un príncipe” o “un príncipe ungido” en 9:25 y “un ungido” en el versículo 26. En esto la KJV comete un doble error: (1) traduciendo el hebreo indefinido como definido, y (2) arbitrariamente identificando el príncipe ungido como Jesucristo. Este doble error automáticamente llevó a los pioneros adventistas a cometer un error peor en el versículo 27, el cual consideraremos a continuación.

Por cierto, la palabra del inglés [y también del español] “mesías” correctamente transcribe el griego messias, el cual a su vez transcribe el hebreo mashshiach, y la palabra del inglés “Cristo” traduce correctamente el griego messias. Pero los traductores de la KJV [y la Reina-Valera] no tenían ninguna razón legítima al traducir el hebreo indefinido como definido e señalar al príncipe ungido de Daniel 9:25 y 26 como Jesucristo.

La traducción del KJV de “siete semanas, y sesenta y dos semanas” en 9:25, las cuales indican un total de sesenta y nueve “semanas” entre “la salida de la palabra para restaurar y edificar a Jerusalén” y la venida de su “Mesías el Príncipe”, equivoca a grosso modo el sintaxis hebreo del versículo 25.

El sintaxis del hebreo requiere que el período de siete semanas constituya el plazo de tiempo entre “la salida de la palabra para restaurar y edificar a Jerusalén” y el “príncipe ungido” al cual se refiere. Además, las “sesenta y dos semanas” se refieren al plazo de tiempo de los “tiempos angustiosos” durante los cuales la “plaza” y “el muro” quedan en pie antes del maligno “príncipe que ha de venir” del siguiente versículo. La NRSV traduce el sintaxis del hebreo del versículo 25 correctamente: “…habrá siete semanas; y por sesenta y dos semanas [Jerusalén] será reconstruida…” [Nota del traductor: la versión en español Dios Habla Hoy rinde una traducción similar del 9:25: “Desde el momento en que se ordene restaurar y reconstruir Jerusalén, hasta la llegada del jefe consagrado, han de pasar siete semanas, y las calles y murallas reconstruidas de Jerusalén durarán sesenta y dos semanas”]. El versículo 26 confirma el hecho que las siete semanas y ls sesenta y dos semanas son dos plazos de tiempo particularizados, y no un solo período de tiempo en su conjunto. El uso del hebreo a lo largo del Antiguo Testamento confirma esta conclusión.

Los que formularon la interpretación adventista tradicional fueron descarriados por estos cuatro errores de la KJV. Si ellos hubieran escudriñado directamente del texto hebreo de Daniel, o una traducción correcta del inglés, jamás hubieran elucubrado la interpretación tradicional adventista.

Su segundo error fue adoptar una interpretación día-por-año de la interpretación bíblica. Ese pseudo-principio, inherente a la interpretación bíblica según el historismo, fue inventado en el siglo nueve por el erudito judío Najawendi, como un artificio para actualizar a sus días las profecías de Daniel. Los eruditos católicos posteriormente lo adoptaron y la utilizaron hasta que otros eruditos católicos, y después protestantes, señalaron al papado como el anti-Cristo de la profecía bíblica fundamentados en ese artificio. En consecuencia, los católicos romanos abandonaron el principio día-por-año, mientras que los protestantes lo retuvieron como prueba que Roma era “Babilonia”. Basta decir aquí, que no hay fundamento alguno en la Biblia para este susodicho principio.[i]

El contexto inmediato de Daniel 8:14

La visión del capítulo 8:1-12, la pregunta del versículo 13, y la explicación de los versículos 15 al 27 constituyen el contexto inmediato del versículo 14. De hecho el capítulo 8 identifica todos los cuatro elementos esenciales del versículo 14: (1) su santuario, (2) la razón por la que necesitaba purificación o ser “restaurado a su condición legítima”, (3) por cuanto tiempo había necesitado purificación o restauración, y (4) cuándo ocurriría esa purificación o restauración.

De acuerdo a los versículos 9-12, el críptico cuerno pequeño invade la “tierra deseable” y derroca al santuario ubicado allí – obviamente el santuario, o templo, en Jerusalén. El versículo 14 en sí particulariza el plazo de tiempo que el santuario quedaría derrocado y su holocausto continuo suspendido. Ese plazo sería el tiempo durante el cual 2300 “holocaustos continuos” normalmente hubieran sido ofrecidos. Siendo que cada día se ofrecían dos de esos sacrificios, eso sería 1150 días literales de 24 horas, o tres años, dos meses, y diez días. ¿Cuándo pasaría eso? Los versículos 21 al 25 especifican que todo eso, incluyendo la purificación o restauración del santuario a su legítima condición, ocurriría poco después el cierre de la era griega de los cuatro cuernos (helenista) de la profecía.

El versículo 13, la pregunta a la cual responde el 14, identifica las “tardes y mañanas” como el término equivalente al “holocausto continuo”.[1] La naturaleza de la purificación o restauración del santuario se explica en el contexto próximo del resto del libro de Daniel, el cual también identifica los otros sucesos que acompañan o prosiguen a su restauración.

Los versículos 11 y 12 del capítulo 8 atribuyen el acto de pisotear al santuario mencionado en los versículos 11-13 al críptico cuerno pequeño del versículo 8, a quien los versículos 21-23 identifican como “un rey altivo de rostro” y “el fin” de la sección de la época de los cuatro cuernos (griega) de la visión. En consecuencia, el contexto explícitamente identifica la restauración del santuario a su condición legítima en el versículo 14 como la eliminación del daño causado por el cuerno pequeño. El daño que será removido será la condición hollada y derrocada del santuario, y particularmente la remoción del “holocausto continuo” y la sustitución de la “prevaricación asoladora”[2] en su reemplazo.

La respuesta del versículo 14 sustituye la expresión “tardes y mañanas” por la pregunta del versículo 13 tocante al “holocausto continuo”, de esa manera los identifica como términos equivalentes para decir lo mismo. Con dos tales sacrificios por día, el tiempo durante el cual se ofrecerían 2300 sacrificios matutinos y vespertinos sería un período de 1150 días literales, o casi tres años y medio literales. El versículo 26 identifica el momento histórico cuando esto ocurriría como “el tiempo señalado del fin… en muchos días”, “al fin” del “reino” de los cuatro cuernos (helenistas) del macho cabrío.[3]

El contexto inmediato del versículo 14 – en sí el capítulo 8 – por tanto identifica todos los elementos esenciales del versículo, pero deja sin explicación la restauración del santuario a su “legítima condición” porque Daniel cayó enfermo.[4] Tal como se verá, los eventos asociados con esa restauración se revelan en otros pasajes de Daniel. La interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14 la saca por completo del contexto inmediato en el cual Gabriel y Daniel la colocaron, en obvio quebranto del principio de sola Scriptura. El contexto próximo – Daniel 7,9, y 10-12 – esclarece aun más estos asuntos.

Daniel 9 es el contexto próximo y subsiguiente del 8:14

La interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14 reconoce que hay una relación entre los capítulos 8 y 9, pero desatina en tres puntos cruciales de su contribución al contexto para precisar un entendimiento correcto de 8:14. Esta relación válida es evidente en vista de (1) el hecho que Gabriel todavía no había podido cumplir su cometido de explicar la visión del capítulo 8,[1] (2) que cuando él reaparece en 9:21-25 él convoca a Daniel a “entender” la visión, y (3) que su mensaje en 9:24-27 provee la precisa información necesaria a fin de complementar la explicación de 8:19-27 que tuvo que abandonar [por el malestar del profeta].

La interpretación tradicional supone que las 70 “semanas” de años en 9:24 constituyen los primeros 490 de sus 2300 erev boquer lucubrados como un número igual de años durante el cual se supone el santuario estaría desolado. Pero de acuerdo a 9:24-26 el santuario es restaurado y en pleno funcionamiento ¡durante las primeras 69 de las 70 “semanas”! ¿Cómo puede estar restaurado el santuario y en pleno funcionamiento[2] durante el mismo tiempo en que 8:13-14 lo tiene “desolado”? Esta paradoja sin salida, inherente e indispensable a la interpretación tradicional, ¡la convierte en un oxímoron!

La segunda anomalía contextual implícita y esencial a la interpretación tradicional es su identificación del davar , “palabra, orden”, que salió para restaurar y edificar a Jerusalén,[3] con el decreto de Artarjerjes Longimanus en 457 a.c. Pero ese decreto[4] no dice nada en cuanto a la reedificación de Jerusalén o el templo, el cual ¡ya había sido reedificado y en funcionamiento por 59 años![5]

Justo antes de la reaparición de Gabriel y el mensaje registrado en 9:20-27, Daniel había estado en oración a Dios suplicando que restaurara su santuario que ahora estaba en ruinas en Jerusalén.[6] Mientras Daniel oraba así, lo interrumpe Gabriel para informarle que un “davar” “palabra” (u “orden”, KJV) [RV] ya había salido, obviamente del cielo, en respuesta a su oración, y que él (Gabriel) ahora había venido a “declararla” a Daniel. De inmediato repite aquella “palabra” y la explica. Contextualmente, la “palabra” que “salió (motsa) para restaurar y edificar a Jerusalén” es la misma “palabra” que “salió” (yatsa) en respuesta a la oración de Daniel, y ¡se registra al pie de la letra en el versículo 24! Gabriel le da toda la seguridad a Daniel que ¡es Dios mismo y no ningún monarca terrestre, quien ya había contestado su ferviente oración! Obviamente esa “palabra” es tal que solo Dios mismo pudiera haber expedido y ¡no ningún monarca terrenal!

Con apoyo importante aun entre presuntos eruditos de renombre, la interpretación tradicional adventista identifica al personaje señalado por el pronombre “él” del 9:27 quien “hará un pacto firme con muchos” judíos renegados durante la décimo séptima de las setenta semanas, y “a la mitad de la semana” “hará cesar el sacrificio y la ofrenda”, como el “Mesías Príncipe” (KJV) [RV] de los versículos 25 y 26, refiriéndose a Cristo. Pero el antecedente inmediato del pronombre “él” en el versículo 27 es el maligno “príncipe que ha de venir” del versículo 26, y ¡no el príncipe ungido del versículo 25! Solo fiándose en la defectuosa KJV que identifica al príncipe ungido del versículo 25 como el Cristo, e identificándolo a Él como el “él” del versículo 27, puede la interpretación tradicional correr marcha atrás a fin de identificar al decreto de Artarjerjes Longimanus en 457 a.c. como el hito que marca el comienzo de las setenta “semanas” de años (y por ente también de los 2300 años). Además, el hebreo ein lo del versículo 26 (KJV “y no por sí” [RV], NRSV “nada tendrá” [SSE]) de hecho significa que el príncipe derrocado no tendrá sucesor. Por tanto, pedirle a él o su sucesor que reaparezca como el “él” del versículo 27 obliga a que el versículo 27 ¡contradiga al 26! ¡Otro oxímoron!

No obstante, cuando se identifica al “él” del versículo 27 como el maligno “príncipe que ha de venir” del versículo 26, se observa en el versículo 27 un paralelo exacto con la carrera del cuerno pequeño del capítulo 8, quien de igual manera “hace cesar el sacrificio y la ofrenda” y reemplazándolos con “la abominación desoladora”. Ha de recordarse, tal cual lo observamos anteriormente, que el ángel Gabriel particularizó que 9:25-27 es una explicación subsiguiente de la profecía del capítulo 8. A fin de cumplir con el paralelo, ahora él le dice a Daniel que “hasta que el fin decretado sea derramado sobre el desolador” (KJV), [hasta que una destrucción completa, la que está decretada, sea derramada sobre el desolador (LBLA)]. Esto es lo que el ángel previamente le había dicho (en el capítulo 8), que el rey de “rostro altivo” sería derrocado, “mas sin mano será quebrantado” [SRV].

Esta comprensión contextual de 9:27 automática y concluyentemente coloca las 2300 “tardes y mañanas” del 8:14, como el número de sacrificios que normalmente se ofrecerían, dos por día en el transcurso de 1150 días, dentro de los 1260 días, o los tres años y medio de la última mitad de la décimo séptima “semana” de años del capítulo 9 – “el tiempo señalado del fin” en la “última parte” de la época de los cuatro cuernos cuando el cuero pequeño de los versículos 9-13, 23-27 aparecen en el escenario profético en lo en la época de Daniel era “un futuro lejano”.

9. Fallas en la doctrina del santuario

No cabe duda de la sinceridad, esmero, e integridad de aquellos quienes formularon la interpretación tradicional adventista de Daniel 8:14. De igual manera es obvio que se guiaban por los principios fallidos del método de textos de prueba: (1) En cuatro ocasiones importantes adoptaron errores de traducción de la KJV [RV] en donde yerra al traducir el texto hebreo. (2) Ellos hicieron caso omiso por completo del contexto literario en el cual ocurre Daniel 8:14. (3) Igualmente desatendieron el contexto histórico particularizado por los primeros seis capítulos y el capítulo 9:1-19 del libro, dentro del cual se dan varias perícopas proféticas y a las que se aplicaban en particular. (4) No tomaron en cuenta la perspectiva de la historia de la salvación especificada por el libro (y todo el Antiguo Testamento), dentro del cual se encuentra Daniel 8:14 y al cual en lo particular lo aplica Daniel. Tal cual se expone en la sección anterior de este estudio, tanto el principio sola Scriptura y el método histórico requieren que se tome en cuenta estos factores.

Hoy, cualquiera que cometiera disparates exegéticos como estos sería automáticamente descartado como un erudito bíblico. Si los pioneros de nuestro mensaje hubieran seguido los principios del método histórico jamás hubieran llegado a sus conclusiones – y jamás hubieran pasado por el amargo chasco del 22 de octubre de 1844. Imitemos su sinceridad, fervor, y devoción a la Palabra de Dios, seamos fieles al mejor entendimiento que podamos adquirir hoy, ¡tal cual ellos lo fueron en su tiempo!

Cuando se comparan los requisitos exegéticos planteados en las dos secciones anteriores (7 y 8), la interpretación tradicional de Daniel desacata…

*el contexto histórico provisto por los capítulos 1 al 6 y 9:4-19, dentro del cual lo colocó la Inspiración – el punto histórico cuando las setenta semanas de exilio predichas por Jeremías llegaron a su fin y la era de la restauración estaba próxima por comenzar.

*la perspectiva de la historia de la salvación durante el tiempo de Daniel, y de la Biblia entera.
el texto hebreo de Daniel 8:14 y 9:25-26 en cuatro puntos principales, identificados en la sección 8 de arriba.

*el contexto inmediato de 8:14 mismo, el cual explícitamente identifica (1) el santuario mencionado en el versículo 14 como el mismo que los versículos 9 al 11 lo coloca en la “tierra deseable”, Judea; (2) la desolación del santuario causada por el cuerno pequeño en los versículos 11 al 13, y (3) el tiempo cuando ocurriría dicha desolación, al término de la era griega (helenista), en los versículos 21 al 23. En consecuencia, la referencia por analogía al santuario celestial de la Epístola a los Hebreos es improcedente.

*el hecho que 9:24-26 tiene al santuario restaurado y en plena función durante el mismo tiempo que 8:13-14 lo tiene desolado y fuera de función. Esta contradicción, inherente y esencial a la interpretación de Daniel 8:14 la cual requiere que las setenta semanas de años sean consideradas como el primer segmento de los 2300 “días”, se convierte en todo un oxímoron exegético.

La idea de un-día-por-año aplicada a la profecía bíblica aparece por primera vez en el siglo noveno. Un erudito Karaítico judío llamado Najawendi lo formuló a fin de relacionar el cumplimiento de las profecías de Daniel a sus propios días. En la modernidad, el apoyo en el “principio” de un-día-por-año de la interpretación de la profecía bíblica originó con (1) la traducción equivocada de la KJV del hebreo erev boquer (“anochecer amancer”) en Daniel 8:14 como “días”, cuando es un hecho que erev boquer es el equivalente contextual del “holocausto continuo” de la pregunta del versículo 13, a la cual responde la Inspiración con el versículo 14, y con (2) el empeño de correlacionar estos presuntos “días” con las “setenta semanas” de Daniel 9:24. La expresión “setenta semanas” sencillamente es la usanza del sistema judío de medir plazos de tiempo con jubileos, expresando 490 años como 49 jubileos, cada uno de sus “jubileos” abarca 49 años literales. No hay en absoluto ningún fundamento bíblico para citar a Daniel 9 como prueba de la idea de un-año-por-día.

Debiera observarse que los “días” de Números 14:34 durante los cuales representantes de las doce tribus espiaron la tierra de Canaán no fueron proféticos de los años a los que Dios sentenció a los israelitas a vagar por el desierto. Esos años fueron más bien, jurídicos, sentenciando a los incrédulos por su falta de fe en la promesa de Dios de darles la tierra de Canaán. Los 390 “días” de Ezquiel 4:6 durante los cuales Dios instruyó al profeta a reclinarse sobre un lado y luego sobre el otro, representaba un número igual de años de apostasía. Esos “días” de ninguna manera eran proféticos de los años pasados de apostasía.

Bajo el título “El Ministerio de Cristo en el Santuario Celestial” el artículo 23 [Nota del traductor: A partir de 2005 es el artículo 24] de las Creencias Fundamentales reza así, distinguiendo entre lo que con precisión refleja la Escritura y tiene relevancia bíblica en negrita, y la fallida doctrina del santuario en su desatinada interpretación de los pasajes bíblicos en letra corriente:


"Hay un santuario en el cielo, el verdadero tabernáculo que el Señor erigió y no el hombre. En él Cristo ministra en nuestro favor, para poner a disposición de los creyentes los beneficios de su sacrificio expiatorio ofrecido una vez y para siempre en la cruz. Llegó a ser nuestro gran Sumo Sacerdote y comenzó su ministerio intercesor en ocasión de su ascensión. En 1844, al concluir el período profético de los 2.300 días, entró en la segunda y última fase de su ministerio expiatorio. Esta obra es un jucio investigador que forma parte de la eliminación definitiva del pecado, tipificada por la purificación del antiguo santuario hebreo en el día de la expiación. En el servicio simbólico el santuario se purificaba mediante la sangre de los sacrificios de animales, pero las cosas celestiales se purificaban mediante el perfecto sacrificio de la sangre de Jesús. El juicio investigador pone de manifiesto frente a las inteligencias celestiales quiénes de entre los muertos duermen en Cristo y por lo tanto se los considerará dignos, en éI, de participar de la primera resurrección. También aclara quiénes entre los vivientes están morando en Cristo, guardando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y en éI, por lo tanto estarán listos para ser trasladados a su reino eterno. Este juicio vindica la justicia de Dios al salvar a los que creen en Jesús. Declara que los que permanecieron leales a Dios recibirán el reino. La conclusión de este ministerio de Cristo señalará el fin del tiempo de prueba otorgado a las seres humanos antes de su segunda venida."

La primera parte de la declaración anterior refleja acertadamente la obra del ministerio de Cristo a nuestro favor desde su retorno al cielo hace ya casi dos mil años. La última parte no tiene base alguna en las Escrituras. A fin de estar en armonía con el principio de sola Scriptura debe ser tachada del resumen de las Creencias Fundamentales de los adventistas y reemplazada por una exposición más amplia del ministerio de Cristo tal cual se expone en la Epístola a los Hebreos.

El efímero cordón umbilical es indispensable para la vida antes del nacer, pero totalmente desechable de allí en adelante. ¿Pudiera ser que la doctrina tradicional del santuario fue un cierto tipo de cordón umbilical permitido por Dios a fin de reavivar la expectativa del advenimiento, pero una vez cumplida su función sería desechable? “El Hijo del hombre viene a la hora que no sabéis”, “La noche ha pasado, y ha llegado el día”, “vistámonos las armas de luz”. “¿Qué tales conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones” “esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios”? Bien puede ser que Dios pasó por alto este defecto en su comprensión de Daniel 8:14 honrando su sinceridad, en vista que su amargo chasco del 22 de octubre 1844 resultó en el gran despertar del advenimiento. Hace mucho Jesús encomendó a sus discípulos: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir”.

La razón fundamental por su amargo chasco fue que no se percataron del hecho que, cuando Daniel recibió la profecía, la visión profética dirigía su mirada hacia el futuro aplicándola particularmente a los judíos cautivos en Babilonia anticipando su retorno a la tierra prometida, y al plan divino para ellos el cual hubiera culminado en el establecimiento del eterno reino de justicia desde la antigüedad. Esto es obvio cuando se toman en cuenta las circunstancias históricas del tiempo de Daniel y su perspectiva de la historia de la salvación, todas las que se esclarecen en el mismo libro. La suposición que Daniel 8:14, cuando fue escrito, anticipó sucesos de nuestro tiempo fue la causa fundamental del error de 1844 y el consiguiente chasco. Los chascos seguirán inevitablemente hasta que este error sea reconocido y corregido, y se abandone el principio del historismo sobre el cual se fundamenta.








[1]
[2]
[3]
[4]
[5]
[6]








[1]
[2] Versículos 11-12.
[3]
[4]













[i] El concepto profético de un día-por-un-año-literal originalmente fue ideado por el erudito Karaítico judío Najawendi en el siglo nueve a fin de señalar a los sucesos de su época como el cumplimiento de las profecías de Daniel. La idea que este “principio” opera con respecto a las setenta “semanas” de años de Daniel 9 ignora el hecho que allí se aplica el antiguo sistema judío de medir el tiempo según el número de años de jubileo, y no el tal mentado “principio” de un día-por-año. El antiguo Libro Judío de los Jubileos utiliza este sistema de medir el tiempo muchísimas veces a fin de asignar fechas a los eventos en la historia judía. Véase el capítulo 15, “La interpretación judía de Daniel”, en mi Escatología de Daniel para ver un número de ejemplos consecuentes del Libro de Jubileos. Véase también Abba Hillel Silver, Una Historia de la Especulación Mesiánica en Israel, pp. 52-255, 208; Le Roy Edwin Froom, La fe profética de nuestros padres, tomo 1, p. 713; tomo 2, p. 196.
[i]



______________________________________________
* Mi artículo “El papel de Israel en la profecía del Antiguo Testamento” en el tomo 4 del Comentario Bíblico Adventista (páginas 25-38, en inglés) clasifica y resume unas cinco mil citas del Antiguo Testamento relacionadas a la relación de Dios con Israel bajo el pacto, incluyendo la perspectiva de la salvación del Antiguo Testamento, el cual culminó cuando vino el Mesías y estableció su reino eterno de justicia o poco después del término de la época del Antiguo Testamento. Estas cinco mil citas las acumulé durante el transcurso de varios años cuando enseñaba la materia Los Profetas del Antiguo Testamento en Pacific Union Collage durante las décadas de 1940 y 1950. La oración parentética en la página 38, “Esta regla no se aplica a las porciones del libro de Daniel que el profeta fue encomendado a cerrar o sellar, o a otros pasajes cuya aplicación la Inspiración pudo haber limitado exclusivamente para nuestra época”, fue añadida por F.D. Nichol durante el proceso de redacción. Él personalmente estaba de acuerdo con todo en el artículo y no le hizo cambios, pero temía la reacción adversa que habría ante el Comentario a menos que tuviera esta salvaguardia.
[i] Daniel 7:22, 27; 8:14; 12:1-3, 13-14.
[ii]
[iii]
[iv]
[v]
[75]
[76]
[77]
[78]
[79] Daniel 7:21, 25; 8:10, 13, 24-25; 9:26; 12:1, 2, 7.
[80]
[81]
[82]
[83]
[84]
[85]
[86]
[87]
[88]
[89]


[i]
[ii]
[iii]
[iv]
[v]
[vi]
[vii]

jueves, junio 15, 2006

El apóstol Pablo y los evangelios

El apóstol Pablo desarrolló su teología de la salvación en base a los evangelios. Su enseñanza que la salvación es don de Dios recibido “aparte de la ley” es uno de los grandes pilares de su doctrina. Sin embargo, esta doctrina no fue su propia interpretación de la obra de Cristo. Toda esta enseñanza ya estaba escrita en los evangelios.

Romanos 3:21-23 en Mateo 14

En Romanos 3:21-23 el apóstol Pablo declara:

Ahora bien, sabemos que cuanto dice la Ley, lo dice a los que están bajo la Ley,
para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante
Dios. (20) Porque por las obras de la Ley ningún ser humano será
justificado delante de El; pues por medio de la Ley viene el conocimiento del
pecado. (21) Pero ahora, aparte de la Ley, la justicia de Dios ha
sido manifestada, confirmada por la Ley y los Profetas. (22) Esta
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo es para todos los que creen.
Porque no hay distinción, (23) por cuanto todos pecaron y no
alcanzan la gloria de Dios. (24) Todos son justificados
gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo
Jesús, (25) a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por
Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su
tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente,
(26) para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que El sea justo
y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús (Romanos 3:19-26).

El versículo clave de este pasaje es el v. 21: “Pero ahora, aparte de la Ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, confirmada por la Ley y los Profetas”. El apóstol declara el fin de la ley como promesa humana para hacer la paz con Dios. Ese era el pacto antiguo, la promesa antigua, por juramento de los padres de Israel. Ahora hay una nueva promesa hecha por Jesucristo ante Dios. Esa promesa es de hacer justicia en Jesucristo el Justo. Esa justicia sería la justicia de Dios y no de los hombres. Esa misma justicia es propiedad de todos “por medio de la fe en Jesucristo” “para todos los que creen”.

De todo el pasaje, resalta la frase “aparte de la Ley” (v. 21). Es una propuesta radical, una verdad estremecedora. Una persona podrá ser justa “aparte de la ley”, ¡enteramente por medio de la fe!

“Aparte de la ley” y “la justicia de Dios” en Mateo 14

Mateo 14 está dividido en 4 perícopas o narraciones:

La muerte de Juan el Bautista (vs. 1-12).
La alimentación de los 5,000 (vs. 13-21).
Jesús calma una tormenta (vs. 22-33).
La sanidad de los enfermos (vs. 34-36).

“Aparte de la ley” y el significado de la muerte de Juan el Bautista

Ya en Mateo 11:13 Jesús había enseñado que “todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron”. Lucas 16:16 registra la misma enseñanza. “La ley y los profetas hasta Juan; desde entonces el Reino de Dios es anunciado, y quienquiera se esfuerza a entrar en él.”

En otras palabras, la ley de Moisés dejó de ser proclamada con la muerte de Juan el Bautista. Después de su muerte hubo otro pregón, otro anuncio: el anuncio del Reino de Dios en los labios de su rey, Jesús de Nazareth, hijo del hombre, Hijo de Dios.

La ley de Moisés no introdujo el Reino de Dios. La ley de Moisés no fue contemporánea con el Reino de Dios. El Reino de Dios trajo su propia ley, su propio dador de ley, y su propio Rey.

Juan el Bautista fue el último representante y vocero de la ley de Moisés. Cuando su voz dejó de proclamar la ley, Cristo comenzó a proclamar el Reino de Dios.

La verdadera proclamación del Reino de Dios se pregona sin la ley de Moisés.

domingo, junio 11, 2006

Ministerios Adoren al Hijo

Yo sueño con tener un ministerio que levante y exalte solamente a Jesucristo como Salvador del pecador. “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mí mismo.” (John 12:32 SSE).

Que de una manera clara, firme, poderosa, contundente proclame, extienda, ofrezca, la gracia de Dios en el evangelio de Jesús de Nazaret.

Que es sólo por la fe en Cristo Jesús, en su sangre vertida y sus méritos sobreabundantes por lo cual el pecador es acepto por Dios para salvación eterna.

Que el día importante para el reposo del pecador es el “Hoy” cuando se le presenta la oportunidad de creer en el Señor Jesús para salvación. Hebreos 4:7-10.

Que los creyentes se reunan en alabanza y comunión en virtud de glorificar y adorar al Hijo. Que sea el motivo de toda reunión de los creyentes alabar al Hijo y crecer en el conocimiento de su gloria.

Que el vivir del creyente sea inspirado, vivificado, transformado al mirar de gloria en gloria la faz del Salvador Jesús transfigurado ante la humanidad como el enviado de Dios para salvación de la humanidad. 2 Cor. 3:18

Que hay solo un nombre dado a los hombres debajo del cielo por el cual pueden ser salvos, el nombre de Jesucristo. Hechos 4:12

Que sea radicalmente enfocado, centrado, sumiso, obediente, a dar a conocer solo a Cristo, y Cristo crucificado. 1 Cor. 2:2

Que dé a conocer que la única misión del Espíritu Santo es tomar lo que es de Cristo y darlo a conocer al pecador para su salvación. Efesios 3:16-21

Que el Espíritu Santo ha sido designado por Dios solo para anunciar, magnificar, proclamar, bendecir, aclarar, y suministrar el sacrificio de Cristo y su vida perfecta a favor y en reemplazo del pecador. Juan 16:13,14

Que el pecador sienta su mayor gozo, sanidad, satisfacción, alabando y glorificando al Hijo.

Que cualquier disciplina que prevalezca sobre el creyente sea volver a escuchar las Buenas Nuevas de gracia y salvación impartidas y mediadas por el Hijo. Col. 2:6,7.

Que toda canción y música que se eleve en la alabanza de los pecadores sea en tributo al Hijo, a su gloria, a su grandeza, al poder del Hijo manifestado como el Santo Ser de Dios, que todo cambio, victoria, transformación en la vida del pecador creyente nunca se torne en el foco de atención y que lo único engrandecido sea la fortaleza, grandeza, y poderío del Hijo. Fil. 2:9-11.

Que este ministerio sea radicalmente centrado en Cristo.

Que todo entendimiento de la Escritura sea a partir de las palabras de Cristo que toda escritura habla de él, y que todas las escrituras hablan de él como el enviado de Dios para llevar los pecados de la humanidad. Lucas 24:44.

Que toda manifestación del Espíritu Santo sea pedida e interpretada solo como un don de Dios para llamar atención a la gloria del Hijo.

Que el bautismo sea claramente el testimonio que Dios ya ha dado de su Hijo victorioso y que el que se bautiza se bautiza en la victoria, vida, muerte y resurrección del Hijo. Que no hay mérito alguno en el bautismo, que el único mérito es de Cristo por su obediencia perfecta y total al amor del Padre.

Para gloria de Dios Padre, la alabanza de su Hijo Jesucristo, y reverente gratitud al Espíritu Santo por darnos a saber lo que es de Cristo.


Haroldo Samuel Camacho
Palm Springs, California
11 de Junio de 2006
Ministerios Adoren al Hijo

viernes, junio 09, 2006

Jesús y su maravillosa gracia. Este es el tema de este blog.